miércoles, 16 de enero de 2013

Entrevista a Victoria Álvarez. Autora de "Hojas de dedalera".





Victoria Álvarez nació en Salamanca en una familia apasionada por la literatura. A los nueve años ya sabía que era escritora, vocación que comparte con su abuelo, escritor y poeta, y con su padre, escritor de novela histórica. Desde entonces no ha dejado de crear nuevas historias y personajes. Ha ganado varios concursos literarios entre los que destacan el certamen Torrente Ballester, el organizado por la Asociación Ludere Aude de la Universidad de Salamanca y el del Colegio de Médicos de Salamanca.
Además de dominar cuatro idiomas, es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, en la que actualmente se encuentra realizando su tesis doctoral sobre la literatura artística del siglo XIX, que la ha llevado a vivir los dos últimos años entre Salamanca, París y Roma. Compagina su investigación con la redacción de sus novelas.
Pertenece a la asociación Friends of Highgate Cemetery (FOHC), responsable de velar por el cuidado y la conservación de este enclave, elemental a la hora de documentarse para Hojas de dedalera, su primera novela publicada.
De su primera novela, Hojas de Dedalera (Ed. Versátil, 2011) se han vendido los derechos a Italia (Fanucci) y Alemania (Lübbe). Y de la segunda, Las Eternas, se han vendido a Alemania (Lübbe) antes de su publicación en España.




LUIS ALBERTO CAO: Es todo un placer para mí inaugurar esta nueva sección del blog literario “Las bizarrías de Belisa:Autores noveles” entrevistando a Victoria Álvarez, la joven autora de la sorprendente novela “Hojas de dedalera” y una de las promesas, me atrevería a decir que ya toda una realidad, más fulgurantes del panorama literario de la actualidad y con toda seguridad de los próximos años. Quiero darte la bienvenida y las gracias por haber atendido mi solicitud y por tu  amabilidad al concederme esta entrevista. Sé que te lo he pedido en un momento en que tienes una gran carga de trabajo y que estás haciendo todo un esfuerzo para poder concederme esta entrevista, cosa que tanto yo como mis lectores te agradecemos...



VICTORIA ÁLVAREZ: Gracias a ti por haber realizado una reseña tan entusiasta de mi novela y por querer entrevistarme. ¡Es un placer poder acercarme más a mis lectores!




L.A.C: Me gustaría, si te parece bien, empezar esta entrevista, en la que, por supuesto, hablaremos de literatura y de tu obra, hablando un poco de ti, de la autora como persona. Fíjate que empezaré a preguntarte justo por el último párrafo de tu novela que ha conseguido emocionarme: “ Finalmente, y aunque ya no esté conmigo, gracias a mi abuelo por haber seguido de cerca mis pasos durante estos años. Espero que estés orgulloso de mí ahí arriba. Te quiero”. Creo que tu abuelo, de algún modo, tuvo mucho que ver en que fueses escritora...



V.A: En realidad toda mi familia ha tenido mucho que ver. He crecido rodeada de libros y cuando era pequeña y regresaba a mi casa siempre encontraba a mis padres en nuestra biblioteca, así que tuve la inmensa suerte de que me apoyaron desde el primer momento en el que dije, creo que con nueve años, que de mayor quería ser escritora. Sobre lo que dices de mi abuelo, cuando estaba escribiendo “Hojas de dedalera” en el verano de 2009 enfermó y no tardó en morir. Y eso encontró un eco inevitable en la novela, sobre todo en las reflexiones de la protagonista acerca de la muerte. Siempre tendré esta historia asociada a él, y a cómo conseguí darme cuenta después de que nos dejara de que a pesar de todo, incluso a pesar de la misma muerte, aquellos a los que hemos querido nunca nos abandonan del todo aunque no puedan estar por más tiempo a nuestro lado.




L.A.C: Leyendo tu novela resulta evidente que eres una gran lectora. En muchos momentos de la propia novela aparecen múltiples homenajes a grandes novelas de la historia de la literatura. Mario Vargas Llosa siempre habla que fue escritor después de leer Madame Bovary, ¿qué novela fue la que más te marcó como escritora y por qué?




V.A: Me han marcado muchas novelas, fundamentalmente clásicos (“Nuestra Señora de París”, “El Conde de Montecristo”, “Frankenstein”, “La dama de las camelias”, “El retrato de Dorian Gray”), pero si tuviera que remontarme a la que me hizo darme cuenta de que quería ser escritora creo que me quedaría con “Viento del este, viento del oeste” de Pearl S. Buck. Creo que tenía ocho años cuando cayó en mis manos. Sé que seguramente no sea la clase de lectura más adecuada para una niña pequeña, pero me causó un impacto muy profundo. Nunca había leído nada parecido, ni pensaba hasta entonces que una prosa pudiera ser tan bella. Y sí, después de devorar aquella novela me di cuenta de que me quería dedicar a los libros, y no tardé en escribir mi primer relato sobre la China tradicional en la que estaba ambientada “Viento del este, viento del oeste”. ¡Aunque ahora me da mucha vergüenza leerlo, te lo aseguro!




L.A.C:  “Hojas de dedalera” aunque en principio pudiese parecer una novela romántica creo, al menos esa es mi opinión, que es mucho más que una “novela romántica” tal y como la entendemos hoy en día , casi me atrevería a decir que, claramente, es una novela gótica, por su ambientación en abadías destruidas, ruinas, cementerios, apariciones de fenómenos de ultratumba... ¿Estarías de acuerdo de calificarla así?




V.A: Creo que sería lo que en el mundo editorial suele denominarse crossover por mezclar distintos géneros como la novela romántica, la de suspense, la de terror, la detectivesca... Pero sí, según mi punto de vista es una obra de corte gótico, tanto por lo que cuenta como por mi personalidad.




L.A.C: Conforme avanzaba en la lectura de tu novela, no podía sustraerme a intuir que tras tu escritura en esta novela desfila una buena parte del la literatura inglesa del siglo XIX: Dickens, Austen, las hermanas Brönte, Poe (aunque era norteamericano)...incluso me atrevería a decir que en algunos momentos me parecía escuchar los diarios de Jonathan Harker, por ejemplo en este fragmento:  La había seducido una criatura de las tinieblas un cadáver andante, un ser que no se podía considerar ni muerto ni vivo...” Cualquiera podría pensar que el autor de este fragmento hubiese podido ser Bram Stoker. Sin duda, Victoria, se nota que eres una gran conocedora de la literatura del XIX, en cierto modo tu novela, ¿no es un homenaje a esa literatura y a aquella época?




V.A: Claro que lo es. Adoro la literatura victoriana y cuando escribí Hojas de dedalera me resultó imposible no introducir unos cuantos guiños a algunos autores de la época a los que admiro profundamente. El protagonista masculino, lord Victor Rosenfield, representa mi propio homenaje a héroes románticos como Mr. Darcy y Mr. Rochester. También los nombres de los personajes tienen una razón de ser: los apellidos Willoughby y Dashwood están tomados de nuevo de Jane Austen; el apellido de Annabel, Lovelace, y el nombre de su aprendiza, Ada, proceden de Ada Lovelace, la hija de lord Byron y primera programadora de la historia; las niñas fantasma de las que se hace amiga Annabel cuando vive en el cementerio de Highgate, Marian y Laura Collins, fueron bautizadas así en honor a dos personajes de “La dama de blanco” precisamente de Wilkie Collins... Me encanta introducir esa clase de guiños que como he podido comprobar gustan mucho a los lectores tan aficionados como yo a la literatura victoriana.




L.A.C: Tengo que confesarte que me ha gustado particularmente cómo tratas en la novela el tema de la pintura prerafaelita y cómo la propia Annabel parece sacada de un cuadro de Rossetti. Por cierto, si me lo permites, voy a aprovechar a responder a muchos amigos que me han preguntado por el cuadro que sirve de motivo para este blog.  Se trata de un cuadro del gran pintor prerafaelista John Waterhouse llamado Ofelia. De hecho en la trama resulta importante el cuadro Beata Beatrix ,¿por qué has incluido este movimiento pictórico en tu novela?




V.A: Porque me he especializado precisamente en el movimiento prerrafaelita mientras estudiaba la carrera de Historia del Arte y durante mi posterior doctorado. Es un tema muy cercano a mí, por motivos tanto profesionales como personales, y de nuevo era una tentación demasiado fuerte como para pasarla por alto mientras escribía esta novela. Además el cuadro “Beata Beatrix”, mi preferido de toda la historia de la pintura, posee un simbolismo que me parecía perfecto para la trama, sobre todo en lo tocante al triángulo amoroso que se desarrolla a lo largo de sus páginas.





L.A.C: En la reseña de “Hojas de dedalera”, que la he escrito antes de preparar esta entrevista, he citado una parte del poema de Edgar Allan Poe “Annabel Lee” que me ha parecido muy cercano a la atmósfera de tu novela. ¿Ha sido el nombre de la protagonista un homenaje a Poe y a su poema?





V.A: Sí, efectivamente. Es uno de mis poemas preferidos, el mejor de Poe a mi juicio junto con “Alone”, “The Raven” y “The Conqueror Worm”.




L.A.C: Como amante que soy de la literatura siempre me ha interesado la génesis de la obra de arte y qué es lo que activa, lo que desencadena en la mente creadora del artista la idea primigenia, en este caso de una novela. Me gustaría preguntarte Victoría ¿cómo, a partir de qué idea o imagen empezó a cobrar vida esta historia en tu imaginación?






V.A: Creo que “Hojas de dedalera” surgió una tarde cualquiera de enero de 2009 en la que estaba en mi casa con mis padres y mientras hablábamos se me ocurrió que podría ser interesante escribir una historia de amor sobrenatural entre una viva y un muerto. El tema del espiritismo siempre me ha atraído mucho, y pensé que el Londres de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX sería el marco perfecto para esta historia. Poco a poco conseguí organizar todas mis ideas para trazar el que sería el esquema definitivo de la novela, y cuando llevaba unos cuatro meses de documentación comencé a redactarla por fin. Al final del verano la había terminado y después de las correcciones de rigor comencé a enviarla a las editoriales que conocía.




L.A.C: Tengo que reconocer que, tratándose de un debut literario, has sido una mujer muy valiente al embarcarte en una historia de la dificultad técnica de “Hojas de dedalera”. Entre otros muchos factores porque estamos ante una novela de época. Me ha sorprendido lo documentada que está la novela. ¿Ha sido muy complejo el proceso de documentación para escribir tu novela?




V.A: Fue bastante complejo, aunque no tanto como el de otras historias que tengo entre manos. Según mi punto de vista una de las finalidades de la literatura, la más importante para mí, es el escapismo, poder desaparecer durante unas horas del mundo real para pasar por una serie de experiencias que de otra manera nunca seríamos capaces de conocer. Y dado que el siglo XIX es mi época histórica preferida siempre he procurado que lo que describo en mis novelas sea completamente cierto. Soy maniática hasta en los detalles que puedan parecer más insignificantes y a los que tal vez no dedique más que una línea. Por eso presto tanta atención a cuestiones relacionadas con el vestuario de época, el mobiliario, los modales, la gastronomía, también la arquitectura y el arte en general... En el caso de “Hojas de dedalera” la mayor parte de estas cuestiones las tenía asimiladas porque por entonces ya había leído muchísimas novelas ambientadas en el siglo XIX, así que estaba familiarizada con ese mundo. Lo que me llevó más tiempo fue la documentación relacionada con Jack el Destripador, Scotland Yard y los crímenes que en 1888 sembraron el terror en el barrio de Whitechapel, así como el tema del espiritismo, para lo cual tuve que documentarme a fondo. La verdad es que es la fase que más me divierte de todo el proceso creativo.




L.A.C: En la reseña entro en un análisis en profundidad de tu prosa. Una prosa descriptiva ubérrima, con muchas resonancias que apelan a los sentidos. Con un esmerado uso del vocabulario, buscando la palabra, el adjetivo adecuado para cada frase de modo que sea preciso, exacto y eufónico. Una prosa muy hermosa y cuidada algo que, por desgracia, los escritores cada vez descuidan más. ¿cómo es tu proceso de escritura? ¿rescribes mucho tus textos? ¿Eres muy perfeccionista con este proceso?




V.A: Te diría que soy una escritora terriblemente lenta, pero para mi sorpresa en el año y medio que ha pasado desde que comencé a publicar me he dado cuenta de que he adquirido cierto oficio, o eso me hace pensar el hecho de que cada vez me cueste menos arrancar a la hora de escribir. Antes podía pasar semanas enteras sin redactar una línea con la que quedara satisfecha y de repente encerrarme en mi habitación durante días para escribir como loca. A día de hoy la situación no es la misma, por suerte para mí... Aún así, como te he dicho antes, soy muy maniática y tengo que escribir siempre en unas condiciones de silencio y de soledad determinadas, así que me lleva bastante tiempo por lo general. Y por supuesto, nunca envío un manuscrito a una editorial sin revisarlo una o dos veces como mínimo. Me parece que en esta vida las prisas no conducen a nada bueno, y en el arte y la literatura esto resulta aún más patente. Cualquier lector se daría cuenta de cuándo una obra ha sido escrita a toda velocidad, sin que su autor pudiera disfrutar realmente del proceso. Eso supone una gran lacra para una novela.




L.A.C: Aunque te sorprenda, sobre todo hacia la mitad de la novela, en algunos momentos, encontraba ciertas “resonancias”, permíteme la palabra, que me recordaban a la saga “Crepúsculo” de Stephenie Meyer. Honestamente tengo que deciros, queridos amigos, que “Hojas de dedalera” es una novela con una calidad literaria infinitamente superior a esta famosa saga, por no hablar de la famosa trilogía “Cincuenta sombras de Grey”. Además no creo que, estrictamente, tu novela se pueda clasificar como “literatura juvenil”. Me gustaría Victoria que nos dieses tu opinión sobre este tipo de novelas que venden millones de ejemplares y su calidad artística y literaria.




V.A: Sobre estas dos sagas que mencionas prefiero guardarme mi opinión, en especial de “Cincuenta sombras de Grey” dado que no la he leído ni creo que lo haga nunca porque no es precisamente la clase de novela que me interese. Pero para gustos se hicieron los colores, y si estas sagas son capaces de hacer disfrutar a la gente, ¡bienvenidas sean! ¡No tienen por qué gustarnos los mismos libros a todos los lectores!




L.A.C: Esto, por desgracia, nos habla del tema de las estrategias comerciales y de cómo se puede encumbrar una novela con una calidad ínfima. Sin embargo, al menos me consuela pensar que, muchas veces, también funciona el boca a boca entre los lectores. Y espero que este boca a boca te ayude a vender muchísimos libros de “hojas de dedalera” porque tu novela lo merece.




V.A: Muchas gracias. Sí, la verdad es que el boca a boca está siendo asombroso en el caso de mi novela. Continuamente me encuentro con blogs y foros en los que mis lectores se la recomiendan a los demás con un entusiasmo que siempre me arranca una sonrisa. Para mí eso vale muchísimo más que lo que se pueda conseguir con una campaña de marketing, por ambiciosa que sea. Es la auténtica manera de comprobar si una novela es capaz de robar el corazón del público sin tener que recurrir a una propaganda abrumadora.




L.A.C: Muchos escritores sostienen que lo más importante de una novela, en donde se condensa todo la esencia de lo que vendrá después, está en el primer párrafo. En tu novela el comienzo es impactante y tiene mucha fuerza: “Annabel no se había movido en los dos últimos días. Se había quedado tan pálida, y su piel tan helada, que podría pasar perfectamente por un cadáver, una inquietante similitud que se veía acentuada por el hecho de que tuviera que pernoctar dentro de un ataúd”. ¿Tuviste, desde el primer momento, ya claro este arranque de la novela tan “potente” literariamente hablando?




V.A: Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas sobre la importancia del primer párrafo. Siempre he pensado que el comienzo de un libro tiene que ser como una especie de bofetada en la cara, algo que llame la atención del lector desde el primer momento. Tanto en “Hojas de dedalera” como en “Las eternas” procuré que esto sucediera, y por lo que me han dicho ambos comienzos han gustado mucho. No recuerdo muy bien cuándo escribí el de “Hojas de dedalera” porque tengo la mala costumbre de avanzar en desorden a lo largo de la trama de mis novelas, pasando de un capítulo a otro, pero recuerdo que cuando redacté ese primer párrafo, y lo releí por primera vez, supe que era el definitivo.




L.A.C: Uno de los puntos, en mi opinión más flojos de tu novela, como comento en la reseña, es hacer creíble que una niña pequeña, como lo es Annabel al principio de la novela, piense y actúe como una niña de esa edad. Me explico. Normalmente en muchas novelas, por ejemplo esto mismo lo apunté en mi reseña a la novela “El lector de Verne” de una gran escritora como Almudena Grandes, lo niños piensan y actúan con una madurez más propias de un adulto. ¿Por qué crees que en la literatura es tan complicado dar con ese punto de equilibrio al abordar los personajes de los niños?




V.A: Es complicadísimo! La verdad es que es lo que menos satisfecha me dejó de “Hojas de dedalera”. Yo misma me daba cuenta mientras escribía la novela de que no acababa de resultar creíble que la Annabel de seis años pudiera ser tan madura como la de once, pero por mucho que reescribí aquellos capítulos no acabé quedando conforme con el resultado. La parte buena fue que aprendí la lección y cuando escribí “Las eternas” me costó mucho menos meterme en la piel de las tres niñas pequeñas que aparecen en la historia. Supongo que es cuestión de probar un registro tras otro. Yo no estoy acostumbrada a tratar con niños pequeños y por eso me resultaba tan difícil. ¡Era todo un reto para mí!




L.A.C: El personaje de Annabel terminará siendo una de las mediums más reputadas de Inglaterra. Supongo que habrás hecho un exhaustivo trabajo de investigación y documentación a la hora de escribir sobre este mundo. Me gustaría, a título personal, que me aclarases si es cierto, en la realidad, que la Reina Victoria de Inglaterra tuvo en el propio Palacio una médium o, cuanto menos, si es cierto que las consultaba.




V.A: Esto que me preguntas es bastante interesante por el siguiente motivo: en el momento en que decidí que Annabel emprendería una escalada social que la acabaría convirtiendo en una de las médiums más, valga la redundancia, mediáticas del Londres de finales del siglo XIX, se me ocurrió que la mejor manera de consolidar su prestigio sería convirtiéndola en un miembro de la corte de Buckingham Palace. Aunque en la novela esto aparece narrado mediante una elipsis temporal porque se trata de unos acontecimientos que tuvieron lugar entre la primera y la segunda parte de la historia, constituye uno de los puntos de inflexión dentro de la evolución de la protagonista hacia la edad adulta. La sorpresa que me llevé fue mayúscula al enterarme de que Victoria de Inglaterra, ¡realmente había tenido su propio medium! Un vidente llamado Robert James Lees que, al igual que hace Annabel en la novela, se encargaba de transmitirle a la reina mensajes nada menos que del alma en pena de su esposo Alberto. Lo más curioso de todo es que esto lo descubrí cuando había empezado a escribir la novela en vez de servirme como inspiración para la trama...



 
L.A.C: En la novela citas a varias mediums, que al parecer causaban furor en la época ¿Existieron realmente? Y si fuese así, ¿terminaron la mayoría de un modo tan triste y tan sórdido como relatas en tu novela? ¿Y, finalmente, te inspiraste en alguna médium famosa para crear tu personaje de Annabel?




V.A: Todas las mediums que aparecen mencionadas en “Hojas de dedalera” son personajes históricos reales, salvo, como es lógico, la propia Annabel y otra llamada Louise Dashwood que preferí crear de la nada dado que, como has señalado, su vida acabó de una manera particularmente sórdida para lo cual no quise inspirarme en la biografía de nadie real. En el caso de Annabel está bosquejada a partir de lo que descubrí después de un par de meses de investigación acerca de dos mediums que también alcanzaron una enorme fama por aquel entonces, Florence Cook y Leonore Piper. Las dos aparecen mencionadas en la novela al igual que sus respectivos espíritus protectores, Katie King y el Doctor Phinuit, cuyo comportamiento sirvió a su vez como inspiración para el apoyo que lord Victor Rosenfield prestaba a Annabel durante sus sesiones de espiritismo.




L.A.C: En esta sección se dirigen a mí muchos autores noveles con la esperanza de poder llegar algún día a dedicarse a este maravilloso mundo de la literatura. ¿Qué les aconsejarías?




V.A: Que se armen de paciencia, de muchísima paciencia. No es un camino fácil, pero estoy convencida de que si una persona lucha por lo que quiere con todas sus armas, sin rendirse cada vez que reciba una negativa, lo acabará consiguiendo. A todos nos han rechazado novelas cuando se las hemos enviado a una editorial. Y eso no quiere decir que uno escriba mal, sólo que a lo mejor no ha dado con la editorial adecuada, que aún tiene que mejorar su estilo o que tiene que trabajar en una historia distinta. Hace algunos años le escribí una carta a Laura Gallego, por la que siento mucha admiración, y cuando le planteé esta misma cuestión me contestó diciéndome que para ella la escritura es como una escalera. Para unos autores consta de más escalones que para otros, pero eso no se debe a la falta de talento sino a la propia evolución de cada uno. No tiene sentido supeditarlo todo al “aquí” y al “ahora”. Lo mejor es que la oportunidad se presente cuando uno se sienta capaz de estar a la altura de lo que se le pide, sin querer quemar etapas demasiado pronto sólo por la ilusión que produce que te publiquen tu obra.




L.A.C: Una de las claves para que una novela funcione depende también de la suerte de encontrar un buen agente o editor que guíe los pasos del escritor y le ayude en esa lucha tan encarnizada con una mismo que a veces representa la escritura literaria. Muchos autores noveles me preguntan por qué son importantes. Me gustaría Victoria que les explicases un poco a nuestros lectores ¿qué es y para qué sirve un editor o un agente literario?




V.A: Sobre el tema del agente no te puedo responder porque nunca he tenido ninguno. He sido yo misma quien se encargó de dar a conocer mi obra a las distintas editoriales. Pero en cualquier caso me parece que la lucha de la que hablas siempre debe ser con uno mismo. El escritor no cuenta con nadie más en el momento de la creación. Debe enfrentarse en solitario al reto de la página en blanco. Es más adelante, cuando por fin ha puesto punto final a su obra, cuando comienza la labor del editor, o del agente en el caso de que cuente con uno. Y por supuesto, es muy importante dar con personas que se tomen en serio tu obra. En mi caso no puedo decir más que cosas buenas de mi editora de Versátil, que desde el primer momento, sin saber nada de mí, apostó por “Hojas de dedalera” y luchó para que pudiera ver la luz, al igual que hizo con “Las eternas”. Creo que he tenido mucha suerte al dar con alguien como ella.




L.A.C: Supongo que dada la calidad de tu novela no te costaría mucho encontrar alguien dispuesto a publicar tu novela. ¿Fue muy complicado que te publicasen tu novela?




V.A: La verdad es que no. Fue increíblemente rápido, tanto que todavía me cuesta creer que pudiera salir tan bien, sobre todo teniendo en cuenta que llevaba desde los diecinueve años enviando manuscritos a todas las editoriales que conocía y casi nunca me contestaban. En el caso de “Hojas de dedalera” la envié un miércoles a Versátil, les llegó el jueves y me escribieron el viernes para decirme que les interesaba mucho. Aquel día lloré como nunca antes lo había hecho. No podía creer lo que estaba sucediendo después de haber esperado tantos años para que mi sueño pudiera hacerse realidad. Por eso pienso que un escritor nunca debería darse por vencido. ¡Hay que seguir adelante, siempre adelante!




L.A.C: Una de las cosas que siempre me ha interesado es  el cómo se enfrenta un autor después de haber escrito una espléndida primera novela a ese vértigo, a esa sensación de vacío, a la que debe enfrentarse cuando se plantea escribir su segunda novela (Por cierto quiero comentar que Victoria ya tiene escrita su segunda novela de la que ya ha vendido los derechos a una editorial alemana). Cuéntanos tu sensaciones a la hora de enfrentarte a tu segunda novela.




V.A: En el caso de “Las eternas”, mi segunda novela, no experimenté la sensación de vértigo de la que hablas porque terminé de escribirla un mes antes de que saliera a la venta “Hojas de dedalera”. Lo cual fue una suerte, porque si por aquel entonces hubiera imaginado la reacción que causaría en los lectores me habría puesto hecha un manojo de nervios. De todas formas no creo que un escritor se inmunice nunca al nudo que se te pone en el estómago cuando te preguntas cómo recibirá el público una de tus obras. La diferencia está en que ahora escribo sabiendo, aunque uno nunca tiene la certeza absoluta, por supuesto, que mis novelas seguramente vean la luz, y he aprendido tantas cosas en estos dos años de trato con mis lectores que puedo poner en práctica muchos recursos en los que antes no había pensado.




L.A.C: Supongo que como buena lectora que debes ser habrá algunos libros que habrás releído alguna vez. Me gustaría que nos hablases un poco de ti como lectora. ¿Qué tipo de literatura sueles leer? ¿Qué tipo de libros te han marcado como escritora? Y, por último, si tal y como nos vaticinaba Ray Bradbury en su magnífica novela Fahrenheit 451 los libros desapareciesen de la faz de la tierra ¿qué tres libros intentarías salvar de la hoguera y por qué motivos?




V.A: Como he mencionado anteriormente suelo leer sobre todo a autores decimonónicos: Victor Hugo, Alexandre Dumas padre e hijo, Charles Dickens, Wilkie Collins, Oscar Wilde, Arthur Conan Doyle, Edgar Allan Poe, Louisa May Alcott, Jane Austen, las hermanas Brontë... Me declaro fanática de Shakespeare y de cualquiera de sus obras, además de admirar a autores contemporáneos como Anne Rice, Kate Morton, J. K. Rowling, Félix J. Palma y Carlos Ruiz Zafón. Todos estos autores me han influido de una manera o de otra. Si tuviera que escoger solamente tres libros... ¡me volvería loca y me sentiría muy culpable por abandonar a los demás en su camino a la hoguera! Pero creo que me quedaría con “El Conde de Montecristo” porque para mí representa el culmen de la literatura, la novela que contiene en su interior mil novelas distintas; “Notre-Dame de París” por su dramatismo y por su increíble prosa; y para incluir algo más moderno, “Entrevista con el vampiro” porque fue una de las obras que determinó mi modo de entender la literatura. Pero estoy segura de que me las apañaría para salvar también de la hoguera a la serie completa de “Harry Potter”, responsable de hacerme soñar desde los quince años como ninguna otra obra juvenil lo ha conseguido.




L.A.C: Es evidente que, por desgracia, con la grave crisis económica que estamos sufriendo, la cultura está siendo una de las primeras damnificadas. Sin embargo España es uno de los países que está a la cabeza en cuanto a títulos publicados. ¿Crees que en España se lee tanto como para esas inmensas cantidades de libros publicados? Y ¿qué opinas de los nuevos caminos de la autoedición o de los libros digitales?




V.A: Creo que en España cada vez se lee más, sobre todo entre los jóvenes, lo cual es una de las mejores cosas que nos podían pasar. No hay más que entrar en Internet para darse cuenta de la ingente cantidad de sitios web en los que los lectores hablan sin parar de las novelas que más les han gustado, recomendándoselas unos a otros y escribiendo unas críticas sobre ellas que en algunas ocasiones no tienen nada que envidiar a las de los profesionales consagrados. Sobre el auge del libro electrónico... sigo sin saber muy bien qué pensar a día de hoy. Comprendo que es algo totalmente necesario, pero en mi caso siempre me mantendré apegada al libro tradicional de papel que puedes coger, manosear y sujetar en las manos, que el autor te puede firmar en un encuentro literario, que puedes recuperar de nuevo años más tarde para encontrar entre sus páginas una fotografía que creías perdida o una flor que pusiste a secar olvidándote por completo de ella. Me parece (y confío en que siga siendo así) que las librerías de toda la vida no perderán nunca su encanto pese a las muchas ventajas que sin duda puedan aportar los lectores digitales más modernos.




L.A.C: En mi. cuaderno de notas me quedan un montón de preguntas para hacerte, pero creo que no debo abusar de tu tiempo y de tu amabilidad. Antes de terminar esta entrevista me gustaría agradecerte tu disponibilidad y agradecerte, como lector de a pie, los momentos tan maravillosos que he pasado leyendo “Hojas de dedalera” una novela tan hermosa, tan bien escrita y tan arrebatadoramente romántica que, te confieso, que al final me ha conseguido emocionar. Como crítico y lector profesional ya tengo que profundizar en una análisis más técnico y desapasionado, pero como amante de la lectura ha sido todo un placer.




V.A: Muchas gracias a ti por haber permitido que te condujera al Londres del siglo XIX. Espero ser capaz de haceros disfrutar con muchas más historias.




L.A.C: Para terminar quiero preguntarte si piensas que la blogosfera puede ser una buena plataforma para ayudar a los nuevos autores y si los lectores toman en cuenta las recomendaciones de los blogs literarios.




V.A: Por supuesto. Internet es una herramienta con una increíble utilidad tanto para los autores como para los editores, críticos y lectores. Yo suelo dedicar un rato cada día a moverme por los distintos blogs literarios que conozco y siempre descubro algún lanzamiento nuevo que me parece interesante o me mantengo al tanto de lo que hacen mis colegas. Creo que es fundamental.




L.A.C: Te deseo muchos éxitos en tu carrera literaria porque talento y oficio ya lo tienes. Un abrazo y muchas gracias por todo.




V.A:  ¡Otro para ti! ¡Y otro más con un enorme “gracias” para todos mis lectores!




Os dejo a todos en enlace del Blog de Victoria Álvarez por si queréis conocerla un poco más a ella y a su obra.



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1 comentario:

  1. Genial la entrevista, "viento del este, viento del oeste" lo leí cuando aún tenía 11 años y me impactó como a ella. En cuanto termine "los desorientados" me pongo con "hojas de dedalera", estoy impaciente.

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